Mi vida universitaria y la canción que la marcó
Los años de estudiante universitario para la mayoría de jóvenes transcurren entre; las aulas, amanecidas de estudio, amanecidas en una que otra fiesta, partidos de fútbol, en resumen es un constante intercambio y cosecha de vivencias entre jóvenes que encuentran a otros con sus mismas inquietudes y anhelos.
Para mi la universidad fue un lugar de transición ( si no lo es toda mi vida), transición por encontrarme a mi mismo, a encontrar una identidad como ser humano y desde allí poder aportar algo positivo a la sociedad, ingresé a la universidad a la facultad de contabilidad por buscar algo "más sencillo" a ingeniería o por no alejarme de mis padres e ir a estudiar medicina, anhelo de mi padre - luego comprendería que nada es sencillo en la vida-, así llegué a esta facultad la cual dejaría por dos años luego de un par de malos años académicos, gracias a mi dejadez e irresponsabilidad, donde no cabía en los gustos de mis colegas, ni estudiaba con ellos, ni asistía a sus fiestas y borracheras, nada de eso era para mi, yo vivía jugando ajedrez, Playstation, fulbito de mano, aprendía a tocar la guitarra, además de asistir a las reuniones del grupo parroquial, - estoy seguro que en cualquier otra facultad hubiera tenido el mismo resultado-, era yo buscándome como persona. Luego de un par de años de estudio en un instituto pedagógico, regresé a la universidad gracias a los consejos en ese entonces de una inteligente amiga, que hoy es mi esposa (Graciela), regresé y sería definitivo, tenía que terminar la facultad, ya los años pasaban y algunos se cansaban en la casa, lo que era lógico. Los colegas que habían ingresado conmigo estaban por terminar y no conocía a ninguno de mis nuevos compañeros, así que nuevamente tenía que bregar para calar en alguno de esos grupos de estudio y juerga, así pasé desapercibido para muchos colegas y profesores, hasta que llegué al quinto año, ¡por fin!, donde jugar por la selección de fútbol de la facultad y campeonar en las olimpiadas Valdizanas lograron el milagro de pertenecer a uno de los grupos de la facultad, - aunque me interesaba poco, tengo que reconocer que se sentía bien -.
Fue para la actuación del día del contador donde lograría realizar algo por la facultad, por aquella que me había soportado y cobijado por muchos torpes años, decidí participar en la actuación con una canción, no sabía cual pero solo me inscribí, a falta de un día para la presentación, sentado en lo que un día fue una gran silla azul, empecé a componer una canción, donde recordaba lo que viví y donde le declaraba al mundo, que pude haber llegado por distintos motivos ha ser estudiante de contabilidad, pero entre muchos fracasos y pocos triunfos la aprendí a amar, comparto las letras:
1) Hay en la vida desiciones que debes tomar y pensar que un futuro incierto no va,
Terminé la secundaria, que es lo que haré,
Estudia medicina debes ser doctor.
2) y en esa incertidumbre preguntaba a mis amigos que debo estudiar,
Sin importarme mi propia desición,
Cuando entonces a lo lejos, se escuchaba una tonada,
Con jóvenes cantando, gritando a viva voz
Coro
Somos contadores los mejores de la UNHEVAL
Escúchenlo todos, contabilidad
Es nuestra madre y nuestra facultad (bis)
3) Gracias amigos por su amistad y su bondad
Juntos formamos una familia juntos somos la facultad
Quedaran en los recuerdos, los exámenes las bromas
Los sábados a jugar
Se acerca un examen, vamos a estudiar
4) Gracias maestro, tus enseñanzas, tus regaños me formaron para bien
Por dedicarme tu vida, tu existir
Por ello hoy gritemos maestros y estudiantes
Juntos como un puño hoy en nuestro día
Repite coro.
Hoy puedo decirlo como contador, que quizás no sea un contador ortodoxo, pero trato de mostrar esta carrera más allá de los escritorios y defenderla como ciencia inmiscuida dentro las ciencias sociales.
Eso es la contabilidad para mí, más allá que una simple carrera profesional, es un sentimiento.